Elogio de la planta. Por una nueva biología.

Por J. M. Mulet, el 7 junio, 2017. Categoría(s): Botánica • Ciencia • Divulgación • Elogio de la planta • Francis hallé • General • Libros • Libros del Jata • Plantas • Reseñas ✎ 1

Una de las cosas buenas de tener un blog y presencia en redes sociales es que muchas editoriales y amigos te envían libros. Durante este último año he leído muchísimos libros de ciencia. El problema es que luego no siempre he hecho la reseña, principalmente por que llevo un tiempo actualizando el blog a un ritmo menor del habitual. Dado que este año he dejado alguna de las colaboraciones, voy a retomar la periodicidad y empezar con las reseñas que tenía pendientes, que ya os advierto que son muchas.

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Nada mejor para empezar que un libro de plantas que le recomendaría a todo el mundo: “Elogio de la planta. Por una nueva biología“. Gustavo de Renobales, catedrático de botánica de la Universidad del País Vasco, se ha embarcado en la aventura de crear una editorial “Libros del Jata” especializada en libros sobre botánica y plantas, algo que la gente que trabajamos en el campo agradecemos sobremanera. Y como declaración de intenciones, nada mejor que el libro de Francis Hallé, que de hecho fue mi libro elegido cuando en “La Vanguardia” me pidieron que recomendara un libro para en Sant Jordi.

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Francis Hallé es profesor de la Universidad de Montpellier, que en los años 70 propuso la idea de los modelos arquitectónicos como forma de explicar el crecimiento de los árboles. Idea que es la que predomina en la actualidad. En su libro hace un alegato en contra del zoocentrismo imperante en el estudio de la biología y reivindica el papel fundamental de las plantas en el estudio de la vida. De hecho este problema que denuncia se puede aplicar a diferentes campos, no solo a la ciencia en general, sino también a la divulgación. Coged cualquier libro que hable de biología o de algún aspecto de ella, a nivel de divulgación. Da igual que hable de virus, de percepción de la luz, de la célula o del origen de la vida. Invariablemente va hablar de su efecto en animales, olvidando que las plantas son mayoritarias a nivel de biomasa e indispensables para que los animales existan. Otro detalle olvidado es que avances fundamentales en biología como el descubrimiento de la célula, los virus, las leyes de la genética, el entrecruzamiento de los cromosomas durante la meiosis, los elementos transponibles, la cromatografía y otros muchos se han descubierto investigando plantas y no en animales.

El libro está divido en siete capítulos más un epílogo, donde aborda la biología de la planta a diferentes niveles, desde el celular hasta el morfológico y el ecológico. En ellos va haciendo continúas referencias y comparaciones con la biología animal, y demuestra que las plantas son mucho más espabiladas y tienen más recursos. Una auténtica gozada para todos aquellos fascinados por “La aventura de las plantas” (guiño a la serie documental de los años 80 con música de Joël Fajerman que seguro que todos recordáis). La forma de escribir es muy ágil y comprensible para cualquiera, y el autor deja translucir que temas le gustan más y los aderaza con anécdotas de su etapa investigadora. El primer capítulo, “Viaje al país de la forma” denota lo que ha sido la carrera científica del autor, y tiene el valor añadido de ser un tema apenas tratado por la divulgación científica. Los otros capítulos no pierden interés, pero se nota que están un poco más distantes de la formación del autor por estar tratados con más distanciamiento, partiendo de la base que el capítulo primero es excepcional, y muy novedoso. Vale la pena destacar también el capítulo 5 de “evolución”. Es fascinante y necesario, ya que hay mucha literatura sobre evolución humana o de animales, pero apenas hay sobre evolución vegetal. Echo en falta algo sobre biotecnología, quizás aquí también influye mi formación. De hecho sobre transgénicos solo hay una mención en una nota a pie de página, que deja entrever que es una tecnología que no es del agrado del autor. No se puede saber de todo, y no por este patinazo el libro deja de ser excepcional. No os arrepentireis.



1 Comentario

  1. Muy interesante este autor:
    https://fr.wikipedia.org/wiki/Francis_Hall%C3%A9

    Como dices: » … aborda la biología de la planta a diferentes niveles, desde el celular hasta el morfológico y el ecológico. … »
    Más de una persona diría que es un libro para científicos y ecologistas.
    Mi opinión personal es que, tu mismo nos ilustraras sobre la historia de las plantas en España.
    Es bonito que hay parques en todas las ciudades de España y del mundo, lo que hecho en falta es una visión de la utilidad real de los árboles en los entornos rurales y geograficos de los pueblos, los territorios y los paises, más que en el entorno los «pomposos» jardines de los reyes, nobles y demás personajes encaprichados con los «jardines botanicos» y de adorno.
    Imaginaros, hacer jardines en invernaderos, o edificios acristalados y acondicionados para cultivar en Europa frutos tropicales, como piñas, platanos, etc.
    Creo que te animaría si te dijera… ¡Tú si que puedes!, pero considero necisito explicarme más:
    — La plantación en los pueblos, por parte de los campesinos, de arboles frutales, robles, encinas, nogales, etc. antes y después de la guerra de 1936. Aunque alguno, uno o dos nada más, se haya plantado en la huerta al lado de los tomates, las lechugas, pepinos, etc.
    He oido decir mucho «este nogal lo plantó tu abuelo, este membrillero lo planto tu abuelo, este castaño de tu abuelo da tantos kilos al año, etc. Incluso he visto personas cogiendo higos de su inmensa higuera, para luego venderlas en «su frutería».
    Una falta tremenda de la plantación de árboles en los prados de cada uno y mucho menos en las tierras comunales. (Todo pino, todo pino, … )
    ¿Les lavaron el cerebro. Es ilegan vender esta fruta. Qué leyes les afectan. Por qué no lo hacen?
    — La falta de arboles y plantas frutales en los llamados «jardines públicos». Un amigo me ha dicho que como ahora todo lo hacen empresas privadas y no hay jardineros del «Ayuntamiento» para y «de toda la vida», nadie es fijo, cambian los empleados cada año y a nadie le interesa. Pregunta a los ecologistas:
    ¿Que árboles plantarían ellos. A que animales o aves les vendrían bien. Han pedido al «Ayuntamiento o la Comunidad» hacer algo ellos mismo, y no solo en los «parques» también en el resto del territorio común del pueblo, provincia o cumunidad.?
    — ¿Hay algún impedimento técnico.? ¿Algún problema de contagio.?
    Los antiguos «paisanos» solían y suelen meter el hacha o la azada en el agua antes de ir a la huerta. Asi se hinchaba el palo y no había problemas de quedarse con «el palo o el cirio en la mano». ¿Es el nacer/no hacer esto lo que puede contaminar o propagar una plaga.?
    — …

    En fin. Creo que hay personas y ecologistas, no solo de ciudad, que pueden añadir algo o alguna idea. Por ejemplo:
    Leyendo un libro, aprendí que los terrenos y sobre todo los prados suelen estar rodeados de muros de piedra.
    – ¿Por qué?
    – Pues porque además de proteger huerto, prado, etc. de los animales herviboros y depredadores, resulta que «las piedras absorben la humedad». Asi que cuando lluego o hace rocio las piedras estan humedas y «riegan el prado».
    Una utilidad de los famosos «Rolling Stones» o cantos rodados, tan típicos en España.

    Saludos.

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