Post escrito por Ángela Sánchez, alumna del Máster de Biotecnología molecular y celular de plantas.
Todos sabemos que las plantas usan la luz solar para obtener energía y crecer. Pero no todas las plantas tienen fácil acceso a la luz. Imaginemos una semilla que cae a la sombra de otra planta y tiene que germinar y prosperar ahí. ¿Qué puede hacer? Desde luego, moverse a una zona soleada no es una opción para un vegetal. Este es un problema al cual se enfrentan las plantas en la naturaleza, especialmente en zonas de mucha vegetación, con “superpoblación” de plantas.
Otra cosa a tener en cuenta es que no todas las plantas viven en el mismo hábitat. Existen plantas pequeñas que viven en bosques frondosos con altos árboles que les hacen sombra toda su vida. Estas especies habrán evolucionado para soportar esa falta de luz y tendrán unas respuestas distintas ante esta situación que otra planta habitante de una llanura poco frondosa y acostumbrada a un acceso constante a la luz del sol. En esto se basa mi trabajo de fin de máster, en observar qué ocurre en las plantas cuando sienten que otra planta les hace sombra y comparar dichas respuestas entre diferentes especies.
Hay, sin embargo, una pregunta que hay que hacerse antes de explicar la respuesta de las plantas a la sombra vegetal. Es la siguiente: ¿Cómo ve una planta a sus vecinas? Porque de una manera u otra, ella tiene que saber si tiene plantas cerca o incluso encima de ella, haciéndole sombra directa, para poder actuar en consecuencia. Lo que la planta percibe son cambios en la calidad y cantidad de luz.
Es bastante intuitivo pensar que una planta creciendo en sombra percibe menor cantidad de luz. Pero también existe un cambio en la calidad de la luz. Es un efecto parecido al que ocurre cuando te pones gafas de sol, dejas pasar cierta luz, pero bloqueas la luz molesta para tus ojos. Cuando la luz solar atraviesa una hoja ésta actúa también como un filtro, dejando pasar cierto tipo de luz mejor que otros. Nuestra planta, que se encuentra debajo de esa hoja, nota tanto la bajada de intensidad de luz como el “filtro” causado por la otra planta y responde ante esto.
Volvamos ahora a imaginar nuestra semilla, y pongámonos en su lugar. Hemos tenido la mala suerte de caer a la sombra de otra planta. Una vez que nos hemos desarrollado y somos una plantita que ha salido de la tierra somos capaces de percibir, como ya hemos explicado, la presencia de una vegetación cercana que nos hace sombra. Ante esta situación podemos hacer dos cosas: o intentamos superar en altura a la planta vecina o aguantamos y vivimos en estas condiciones. Estas dos alternativas dividen a las plantas en dos grupos según el tipo de respuesta que desarrollen: plantas evitadoras de sombra y plantas tolerantes a sombra.
Por un lado tenemos a las plantas evitadoras, acostumbradas a crecer a campo abierto. Estas plantas, cuando sienten la sombra, alargan el tallo para superar en altura a su vecina y alcanzar así la luz, entre otras muchas respuestas.
Las plantas tolerantes, sin embargo, son características de zonas boscosas y sombrías, donde han encontrado su nicho. Estas plantas también sienten la sombra y son conscientes de su situación, pero en vez de tratar de crecer (estrategia que tiene poco futuro a la sombra de un pino) tienen otras respuestas que les permiten vivir en esas condiciones mediante alteraciones en el metabolismo.
Con todo esto llegamos finalmente al tema de mi trabajo. En él compararé las respuestas de dos plantas ante la sombra vegetal: una clasificada como evitadora (cuyo nombre científico es Arabidopsis thaliana) y otra clasificada como tolerante (cuyo nombre científico es Cardamine hirsuta). Se ha visto que, si bien los elementos que usan estas plantas para percibir y responder a la luz son prácticamente los mismos, éstos actúan de distinta manera en ambas plantas. Mi aportación a este gran proyecto será estudiar un elemento encargado de la percepción de la calidad de la luz, el llamado fitocromo B. Estudiaré las diferencias que hay entre los fitocromos B de ambas plantas para ver si pueden explicar, al menos en parte, sus diferentes respuestas ante la sombra vegetal.
Leyendo esto puede parecer que este tema no tiene una aplicación práctica y que sólo es relevante en el mundo de la investigación. Sin embargo, tiene su aplicación en el sector agrícola. En agricultura es necesario sembrar los cultivos con una separación determinada entre plantas para evitar que crezcan muy juntas, se hagan sombra entre sí, y eso afecte a su desarrollo o producción. Esta separación hace que para producir cierta cantidad de alimento haga falta usar una superficie mayor, espacio que se quita a los ecosistemas locales. Si conocemos mejor el mecanismo que hace que las plantas respondan a la sombra de una u otra manera estaremos un paso más cerca de disminuir la superficie que necesita la agricultura, haciéndola más eficiente y sostenible.
Un árticulo muy interesante y de fácil lectura y comprensión.