El post de hoy es obra de Paula Labordeta, alumna de la asignatura de comunicación científica del máster en biotecnología molecular y celular de plantas.
Una sonda de hibridación, aunque suene a algo muy complejo, no es más que una molécula de ADN o ARN de cadena simple que ha sido diseñada de forma específica en el laboratorio para poder reconocer y unirse a una secuencia de ADN o ARN complementaria. Además, esta secuencia se encuentra marcada con una etiqueta para facilitar ser detectada.
Y… ¿Cómo funcionan las sondas de hibridación?
El proceso de hibridación implica la unión de la sonda a la secuencia complementaria de ADN o ARN objetivo que se encuentra presente en una muestra. La sonda se une a la secuencia complementaria mediante el apareamiento de bases (Adenina con Timina o Uracilo, y Guanina con Citosina), formando una estructura de doble cadena.
Después de que se haya producido la hibridación, se lleva a cabo el proceso de detección, con el fin de identificar en una muestra la sonda unida a la secuencia objetivo, nuestra secuencia de interés, la que queremos detectar. Dependiendo de la etiqueta utilizada, se pueden utilizar diferentes métodos para detectar la sonda, como la radiación emitida por un isotopo radiactivo, la actividad enzimática generada por una enzima o la emisión de fluorescencia de una molécula fluorescente. Aunque existen muchas etiquetas diferentes, en nuestro caso utilizamos la digoxigenina (DIG), una sustancia química que se pega a los anticuerpos y puede ser detectada fácilmente.
Las sondas de hibridación nos permiten conocer si en una muestra se encuentra presente o no muestra secuencia de ADN o ARN de interés.
Ahora que ya hemos aprendido qué son las sondas de hibridación y cómo funcionan vamos a lo importante: ¿Para qué se utilizan estas sondas?
La versatilidad de esta técnica nos permite su uso en una amplia gama de investigaciones en diversos campos como la genética, la biología molecular y medicina.
Esta técnica nos sirve para analizar la expresión de un gen, detectar mutaciones, realizar diagnósticos genéticos, identificar patógenos (virus, bacterias, viroides).
Es en esta última aplicación en la que se centra mi Trabajo de Fin de Máster, en generar polisondas, sondas de hibridación que permitan detectar varios virus de plantas (concretamente cucurbitáceas) simultáneamente.
Las cucurbitáceas son un grupo de plantas que incluyen cultivos como la calabaza, calabacín, pepino, sandía y melón. La producción de estos cultivos es de vital relevancia para la economía española. El cultivo de estas frutas y vegetales tiene una importancia económica significativa debido a las exportaciones, la generación de empleo rural, el abastecimiento del mercado nacional.
Cuando estos cultivos sufren infecciones virales su producción se ve afectada, es por esto que asegurar que estos cultivos estén libres de infecciones virales es de gran relevancia.
El uso de polisondas como método de detección de virus en estos cultivos es una tecnología novedosa, ya que es una técnica rápida, sencilla y de bajo coste.