Ensayos de eficacia en campo, el último paso antes del registro.

Por J. M. Mulet, el 30 julio, 2022. Categoría(s): Carlos Montesinos • EFSA • Ensayos de campo ✎ 4

El post de hoy es obra de Carlos Montesinos, alumno de la asignatura de comunicación científica del máster en biotecnología molecular y celular de plantas.

La Unión Europea se encuentra embebida dentro de una corriente de agricultura sostenible y producción eficiente regida por los cánones estipulados en el Green Deal y en la estrategia “Farm to Fork”. Una de las acciones de más peso de estas nuevas políticas se basa en la prohibición de materias activas hasta ahora autorizadas y que suponían una herramienta eficaz para los agricultores para el control de plagas en sus explotaciones. Estas políticas restrictivas en materia de fitosanitarios han supuesto la eliminación del 72% de las materias activas existentes en el mercado. Pero la tendencia sigue creciendo: la UE suprimirá la cuarta parte de las todavía disponibles en los próximos años.

Y esto que, en teoría, es en post de la salud del consumidor, al agricultor le genera tremendos quebraderos de cabeza, principalmente, porque no cuenta con alternativas eficientes para el control de plagas una vez son prohibidas estas sustancias de probada eficacia. De hecho, el ritmo de prohibición de materias activas podría ser incluso superior si el ritmo de reemplazo fuera suficiente, cosa que no es así ni por asomo.

Finca experimental y de transferencia tecnológica Sinyent, en el término municipal de Polinyà del Xúquer, propiedad de AVA-ASAJA.

En agosto de 2019 la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluía que el plaguicida metil clorpirifos (utilizado en la agricultura valenciana para el control del cotonet de Sudáfrica) no cumplía con los “criterios aplicables para proteger la salud humana establecidos en la legislación europea”. La licencia no se renovó más allá del 31 de enero de 2021. Los agricultores sabían que los organofosforados (como el clorpirifos) no le hacían mucha gracia a la UE y que tenían los días contados, pero esta prohibición supuso un verdadero reto para el sector y para todos sus agentes implicados. El acetamiprid se presentaba como principal candidato para imponerse en el sector de los insecticidas, pero quedaba mucho trabajo por delante. Las empresas de fitosanitarios y todos sus equipos de I+D+I aunaron gran parte de sus esfuerzos en desarrollar nuevas formulaciones para presentar al mercado una alternativa eficaz en el control de la plaga más temida por los citricultores en tiempo récord. A día de hoy, las materias activas que reemplazan al clorpirifos no alcanzan el porcentaje de control de su antecesor y, si lo hacen, se debe en gran medida a la maestría del agricultor en su aplicación.

El proceso de investigación y desarrollo de un fitosanitario (ya en el mercado o aún por registrar) concluye con un ensayo de eficacia. Este, como su nombre indica, es un conjunto de experimentos en campo, es decir, en condiciones reales, que sirven para calcular la idoneidad de un producto para solucionar un determinado problema. En el caso de los fitosanitarios, esta idoneidad o eficacia se expresa en % de control y en el caso de productos estimulantes o fertilizantes, se calcula expresando el rendimiento por ha o en el incremento de alguna característica organoléptica o morfológica del fruto en cuestión. Al final del proceso, la empresa (y el agricultor) espera ver un incremento o una mejora respecto a otros productos ya comercializados, que es lo que le va a permitir diferenciarse en el mercado y en el boca a boca de los productores (principal canal de venta en el sector).

Un ensayo de campo consta de diferentes tesis o tratamientos. Se estudian tantas tesis como productos se quieran evaluar. A veces, las tesis son del mismo producto, pero a distintas dosis o en combinación con otros productos. La casuística es muy amplia. Dos de las tesis del ensayo se reservan como tesis testigo; una de ellas, como un testigo convencional (productos de eficacia testada) y la otra, una tesis sin tratar. Por lo tanto, la eficacia se evalúa respecto a los dos controles, el primero para saber cuanto mejora el producto estudiado respecto a otros productos de la misma familia ya en mercado, y el segundo, para calcular el porcentaje real de control de una determinada plaga o enfermedad. Los parámetros para evaluar son tremendamente amplios, desde la incidencia o severidad de una plaga en un determinado estadío, hasta el movimiento de un microelemento en las hojas más jóvenes de la planta. Todo el conjunto de datos recopilados se analiza de forma estadística y se obtienen las conclusiones del ensayo. El principal temor de las empresas de fitosanitarios, y que se da en multitud de ocasiones, es que se observen diferencias agronómicas, pero no estadísticas, es decir, que el aumento de calibre que aporta un determinado fertilizante no se traduce en diferencias significativas tras el estudio estadístico, lo cual, no certifica que el producto haga lo que dice que hace.

Este problema se acentúa notablemente en los ensayos con bioestimulantes, biofertilizantes o productos naturales, en los que, en primer lugar, el momento de aplicación es crucial para conseguir un resultado adecuado y, en segundo lugar, la eficacia que se observa en los ensayos in vitro no siempre se traslada a los ensayos de campo, por la multitud de factores externos que intervienen en él. No sabemos tanto sobre hasta qué punto pueden afectar las condiciones externas a las características del producto.

La tendencia de la Unión Europea es clara: la agricultura moderna y tecnificada debe basarse en el respeto al medio ambiente como lugar de producción. En esta transición, los nuevos productos basados en microorganismos beneficiosos o fertilizantes orgánicos van a ser los actores principales y, las empresas, sabedoras de esto, trabajan en el desarrollo de estos productos y en demostrar que realmente son eficaces y no se tratan de “magia embotellada”, concepto arraigado actualmente entre muchos agricultores desconfiados tras años de falsas promesas y soluciones milagrosas.

 



4 Comentarios

  1. Creo que lo has dicho todo, pero me alegro que también en el mundo académico y científico, encontremos personas con los pies en el suelo , sensata razonable y preocupados por el futuro sin demasiados sufrimientos de los urbanistas, que en general hablan de todo y no conocen en profundidad de casi nada del medio natural

    1. Muy buen trabajo, permitidme una palabras de un ex agricultor que vendía directamente al consumidor. Ya que hay dos mundos, los que conocemos el sector, agricultores o como vosotros que estudias el tema y el público en general.
      Respecto a la ecología no sé cómo el público ha llegado a las conclusiones que ha llegado y la política europea en este aspecto es resultado de ello.
      El consumidor cree que lo eco es que «no se le hecha nada», cuando no es cierto y es imposible explicar que la agricultura ecológica si hecha cosas, como el spintor que deja a la Tuta y demás orugas más «asustadas», (de hecho cogen la maleta y se van al campo del vecino. . Recordemos que la madre de Bambi solo se hecha la siesta…., ) que cualquier fitosanitario convencional.
      Si intentas explicar esto quedas como que te paga monsanto, que los agricultores no ecológicos, son gente irresponsable, inculta, que se creen las mentiras de las multinacionales para que se gasten su dinero en tratamientos innecesarios que envenenan a la población.
      Para un agricultor quitar fitosanitarios es como si te quitarán los medicamentos. Tienes fiebre pero ya han prohibido la aspirina.
      Este afán irracional de Europa de dejar la agricultura sin herramientas para controlar plagas, pilla al agricultor en una etapa de impotencia, de no entender nada.
      Y es el caldo de cultivo de un abandono sin precedentes de la agricultura y un desabastecimiento y encarecimiento de comida de proporciones no pequeñas. Sólo nos salvará que comeremos de lo que se cultive en países con otra política, de kilómetro no cero, sino mil para arriba y sin ningún control sanitario. Esto te lo puede contar cualquier agricultor, pero como somos gente inculta que se dedica a envenenar a la población….
      huertadejovi@gmail.com

      1. Tiene toda la razón. Todo es culpa del fanatismo ese con el cambio climático de estigmarizar al agricultor. Ya en Paisas Bajos de han revelado contra ese abuso, que no está demás decir que ya se demostró que la tierra regula su propia temperatura.

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