El post de hoy es obra de Adrián González Marhuenda, alumno de la asignatura de comunicación científica del máster en biotecnología molecular y celular de plantas.
Según los últimos estudios de la OMS y la FAO, la población mundial está aumentando a una velocidad vertiginosa. Por el contrario, el terreno cultivable no solo sigue siendo el mismo, sino que además está sufriendo los efectos devastadores del cambio climático. Esto se traduce en una reducción de la cantidad de alimento producido, además de una mayor dificultad para los agricultores de conseguir una buena cosecha en un mismo terreno. Todo un thriller, vaya.
Debido a esto, el desarrollo de las plantas se ha convertido en uno de los temas más relevantes en la actualidad en el ámbito científico, destacando especialmente el interés en la genética y las aplicaciones biotecnológicas de las mismas.
Como en todas las historias, en esta también tiene que haber un protagonista, y en el desarrollo vegetal son las fitohormonas (u hormonas vegetales) las que han conseguido este papel principal en la trama. Existen diversas hormonas vegetales, pero en la historia que os cuento ahora solo había espacio para una estrella: el ácido abscísico o ABA.
El ABA es una fitohormona que siempre ha sido descrita como una hormona que las plantas utilizan en momentos de estrés frente a condiciones adversas, como pueden ser, por ejemplo, las malas condiciones ambientales o los ataques de patógenos o herbívoros, activando en estas situaciones los mecanismos de defensa. Hasta ahora, sin embargo, nunca nadie había querido ofrecerle un papel principal en la película que es el desarrollo.
Pero las cosas han cambiado.
En mi trabajo de fin de máster o TFM, he decidido darle la oportunidad de mostrar lo que es capaz de hacer esta hormona. Por este motivo, me he centrado en el estudio del desarrollo de plantas de Arabidopsis thaliana, la planta modelo por excelencia para estudios científicos, concretamente en el meristemo apical del tallo (o SAM, de las siglas en inglés “Shoot Apical Meristem”). El SAM es la región de la planta que contiene las células madre que se van a dividir y reproducir, consiguiendo que la planta pueda crecer, desarrollarse y producir flores y frutos. En este trabajo se está observando, por tanto, el papel del ácido abscísico en el desarrollo del SAM.
Para poder ser espectadores de esta película y saber cómo desarrolla esta hormona su papel protagonista se están utilizando técnicas de “life imaging” o imagen en vivo. Es decir, estamos observando el papel de diferentes marcadores del desarrollo del SAM al hacer tratamientos con ABA. Este “life imaging” se puede hacer viendo plantas vivas bajo el microscopio confocal, que es la cámara de cine que está rodando esta película, consiguiendo imágenes de fluorescencia que nos narran la trama y el papel del ABA en el desarrollo.
Conocer el papel de esta hormona en el desarrollo vegetal es ahora mismo el final abierto de esta historia, con el que esperamos conseguir que haya una segunda parte de esta película, donde se consigan aplicaciones biotecnológicas de esta fitohormona para adelantar, retrasar o incluso alargar el desarrollo de las plantas para conseguir que la producción de hojas, flores o frutos se adapte de mejor manera a las condiciones ambientales. Este sería el final del thriller que supone el cambio climático para la agricultura.